Palacio de Mossen Sorell en Valencia


Estaba en la plaza del mismo nombre,  constaba de un cuerpo central que se habría por medio de grandes ventanales góticos. La parte superior de la fachada se remataba por medio de una serie de arquillos típicos de la arquitectura valenciana. Con toda seguridad no diferiría de las grandes  mansiones de la burguesía valenciana del siglo XV. A un extremo de ese cuerpo se abría la portada principal que daba acceso a un patio. A su lado se alzaba otro cuerpo de edificio de menos altura. Las actuaciones sobre el palacio de sus sucesivos propietarios alteraron la fisonomía de la fachada, en la que se abrieron vanos rectangulares en el siglo XVII.

Un cuadro de Vicente Polero, existente en el Museo de Bellas Artes San Pio V, nos permite conocer como fue la gran sala de dicho palacio, parte de cuyo artesonado fue instalado en dicho Museo. Podemos saber también como fueron las portadas de la entrada y de la capilla. La primera, con precioso arco conopial, alfiz, escudo familiar y leyenda en las albanegas se encuentra situada en la fachada de la Galería Parmegiani de Regio (Italia).


La segunda, mucho mas rica que la anterior, se resuelve en un gótico florido muy puro con leyendas en las albanegas y el tema de la Anunciación en el friso. El grupo se compone del arcángel Gabriel, a la derecha la Virgen y en lo alto el Espíritu Santo. Esta portada, como la anterior, fue sacada de Valencia y vendida al Museo del Louvre donde, en la actualidad, se afirma, existe.

El viejo edificio, empezado a construir por Mossen Tomás Sorell y Sagarriaga, fallecido en 1491, pasó a manos de su sobrino Bernardo Sorell que continuó las obras emprendidas, entre ellas el gran salón, ya citado. Sus sucesores fueron entroncando con otras casas nobiliarias valencianas y acrecentando su patrimonio, en especial en la localidad de Alvalat d'Encodinats que cambió su nombre por Albalat dels Sorells por la familia propietaria. Pleitos entre familiares, a partir del siglo XVIII, por cuestiones de herencia, sirvieron para que el viejo palacio valenciano se deteriorara con gran rapidez. En 1851 la mayor parte del palacio se encontraba cerrada una vez liquidados sus enseres en almonedas sucesivas. Los espacios restantes fueron arrendados a unos tejedores y al litógrafo Antonio Pascual y Abad que estableció allí su taller. También fue sede en 1876 de la Sociedad Ateneo Casino Obrero. El 16 de marzo de 1878 se declaró en el edificio un incendio, ardiendo totalmente, tras ll cual se procedió al derribo de las ruinas.


Ramón Martín

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