La Taifa de Murcia


En Murcia (Tudmir) los bereberes “nuevos” se impusieron a los eslavos (saqalibas). Más tarde, en 1012, el eslavo Jayran se adueñó de aquel territorio.

Jayran, fue uno de los líderes eslavos que desde Levante regresó a Córdoba en 1010, llamado por el general Wâdih, para destronar a Muhammad al-Mahdí. Tras conseguirlo y asesinarlo, repusieron a Hisham II en el califato. Hacia 1012, ya de vuelta en Levante, Jayran ocupó Orihuela y más tarde arrebató a los bereberes el territorio de Murcia, del que fue su primer régulo. El nuevo califa Sulaymán al-Mustaín legitimó su gobierno. Un año después, Jayran ocupó Almería y allí estableció su Corte, dejando como gobernador de Murcia a su fiel compañero Zuhayr.

Zuhayr, fue el segundo régulo eslavo de Murcia después de la muerte de Jayran en 1028. Como éste, se trasladó a Almería, dejando la gobernación de Murcia, pero dependiendo del reino taifa de Almería, a dos magnates de la aristocracia árabe local: Abú Amir ben Jattab y Abú Bakr ben Tahir, En su afán expansionista, el régulo eslavo del reino taifa de Denia Muyahid intervino en las disputas por el poder entre los dos magnates, apoyando a Ibn Jattab y apresando a Ibn Tahir. Zuhayr reaccionó reponiendo a Ibn Tahir y trasladando a Ibn Jattab a Almería. Este hecho provocó la enemistad entre los dos régulos.

Abd al-Aziz al-Mutamin, régulo de Valencia, fue llamado por el personaje local Abú Bakr al-Ramimi, que había sido puesto por los almerienses ante el vacío de poder que supuso la muerte de Zuhayr en 1038. Desde esa fecha, los sucesivos gobernantes de Murcia se mantuvieron casi siempre bajo la soberanía de algún reino vecino. Abú Bakr ben Tahir fue confirmado por Abd al-Aziz y siguió gobernando, no reinando, en Murcia bajo dominio del reino de Valencia desde 1038 a 1063.

Cuando las relaciones entre Abd al-Aziz de Valencia y Muyahid de Denia se deterioraron, éste invadió el territorio de Murcia. La guerra entre ambos régulos fue desastrosa para el valenciano, pero gracias a que Muyahid casó estratégicamente a sus hijas con los reyes de Valencia, Zaragoza y Sevilla, la guerra terminó en 1041. Pero a partir de los años 1042 a 1044, la dependencia de Murcia con respecto a Valencia solo fue nominal.


Abd al-Malik Nizam al-Dawla, régulo de Valencia, sucedió a su padre Abd al-Aziz en aquel reino y nada cambió en las relaciones de Murcia con respecto a Valencia. Abú Bakr ben Tahir siguió gobernando Murcia hasta que murió en 1063, y fue sucedido por su hijo Abú Abd al-Rahman Muhammad ben Tahir, uno de los personajes más cultos de su época, en la gobernación de Murcia hasta 1065.

En 1065, con la anexión del reino de Valencia por al-Mamun de Toledo, Murcia quedó completamente desligada de Valencia. Esta independencia acabó en 1078, cuando entró en la órbita de las apetencias expansionistas del reino taifa de Sevilla. El primer intento de tomar la ciudad fue realizado por el visir de Muhammad al-Mutamid de Sevilla, Ibn Ammar, que se presentó ante las murallas de Murcia en compañía de las tropas del conde Ramón Berenguer II de Barcelona. Pero éste se retiró cuando al-Mutamid se retrasó en el pago de su colaboración. Además, apresó a al-Rasid, hijo de al-Mutamid, y al propio Ibn Ammar. Una vez rescatados por el régulo sevillano, el visir pidió la colaboración de Abd al-Rahman ben Rasiq, señor del castillo de Vilches o de Vélez Rubio, para volver a intentarlo. Mientras él volvió a Sevilla, Ibn Rasiq tomó la ciudad, apresó a Abú Abd al-Rahman ben Tahir y proclamó soberano a al-Mutamid.

Muhammad al-Mutamid, régulo de Sevilla, fue proclamado régulo de Murcia por Ibn Rasiq. A continuación, el visir Ibn Ammar volvió de Sevilla y tomó posesión de la ciudad en nombre de al-Mutamid, durante unos meses entre 1079 y 1080 se comportó como un soberano independiente. Aprovechando una salida de inspección del visir, Ibn Rasiq cerró las puertas de la ciudad, no dejándole volver a entrar. A partir de ese momento, Ibn Rasiq gobernó Murcia reconociendo más o menos la soberanía de al-Mutamid.


Entre mayo y junio de 1086, tropas castellano-leonesas comandadas por García Jiménez ocuparon la fortaleza de Aledo, lugar estratégico de la ruta que comunicaba las tierras de Jaén y Granada con el Levante. Este hecho provocó la segunda llegada de los almorávides con Yusuf ben Tasufin a la cabeza que, junto con tropas de otras taifas, se dirigieron en 1088 contra Aledo para asediarla. El sitio fracasó por las rencillas entre las taifas coaligadas con los almorávides. Una de ellas fue la acusación de traición que hizo al-Mutamid contra Ibn Rasiq, con la que logró que el emir almorávide se lo entregara. Éste volvió a retirarse al Magreb en noviembre de aquel año y al-Mutamid recuperó un cierto control sobre Murcia, seguramente a través del caíd de Lorca, Abú l-Hasan ben al-Yasa, que, probablemente, la gobernó hasta que fue ocupada por los almorávides en 1091.
Ramón Martín

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