La Taifa de Arcos

Situación de Arcos.

La desaparición en 1009 de la poderosa familia amirí (Almanzor y sus hijos) y la abdicación del califa Hisham II, impuesta por el golpe de estado del nuevo califa Muhammad II al-Mahdí, desató una profunda crisis política en el califato de Córdoba que fue acompañada de graves disturbios en la propia capital. Ello provocó que al-Ándalus sufriera una gran inestabilidad que dio paso a la fragmentación política del califato y a un período de más de dos décadas de guerras civiles (fitna). El reino de taifa de Arcos fue uno más de aquellos pequeños estados que se crearon. Creado hacia 1011 por guerreros bereberes magrebíes, pertenecientes a la cabila de los Yarniyan o Irniyan de la tribu Zanata, que habían llegado para integrarse en los ejércitos de Almanzor. Debieron estar acantonados en la zona de Sidonia por aquellas fechas, y aprovecharon el vacío de poder en Córdoba para hacerse independientes en la plaza fuerte de Arcos.

Muhammad ben Jizrun ben Abdú al-Jazarí Imad al-Dawla era el jeque que mandaba aquel contingente de bereberes. Se declaró independiente de Córdoba y tomó el título honorífico de Imad al-Dawla (pilar de la dinastía). Entre sus conquistas figuran las tomas de Jerez y Cádiz. Los cronistas andalusíes describen a este régulo como un hombre cruel, carente de honor, de escrúpulos y asesino. Murió entre 1029 -1930 y fue sucedido por su hijo Abdún.

Abdún ben Muhammad heredó el reino de Arcos a la muerte de su padre, reinando con el título de hayib (chambelán o primer ministro). En 1048 reconoció junto con los régulos de Granada, Carmona y Morón al califa de Algeciras, Muhammad ben al-Qasim al-Mahdí, apartándose del califa malagueño Muhammad I ben Idris Ben Ali al-Mahdí. Tuvo que hacer frente a la ambición expansionista de al-Mutadid, régulo de Sevilla. Durante varios años Arcos, como otras pequeñas taifas, resistió las acometidas del sevillano. Ante el fracaso de sus intentos, al-Mutadid cambió de táctica y fingió la paz invitando a todos los régulos de las taifas apetecidas a acudir a Sevilla. Abdún fue uno de los que aceptó. Cuando llegó a Sevilla, fue encarcelado y luego asesinado. Los cronistas lo describen como un hombre blando, afeminado, marrullero y carente de virtudes. Aunque era clemente respecto a sus súbditos.

Muhammad ben Muhammad al-Qadim heredó el reino a la muerte de su hermano Abdún y tomó el título honorífico de al-Qadim. Era un hombre artero y muy sagaz. Entre 1068 y 1069, Muhammad al-Qadim no pudo resistir la presión que ejercía al-Mutadid de Sevilla sobre su reino. Por ello, a cambio de entregarle la taifa de Arcos, pidió protección y refugio en su reino al régulo bereber nuevo más prestigioso, Badis de Granada. Este solo pudo enviar un destacamento de tropas para escoltar a al-Qadim y a su familia a Granada. En el camino, cerca de Arcos, fueron interceptados por tropas sevillanas que lo derrotaron y dieron muerte. De esta forma, el reino taifa de Arcos quedó anexionado al de Sevilla.
Ramón Martín

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