Jardín de la casa de Fortuny


Óleo sobre tabla, 40 x 28 cm.
Pintada entre 1872 y 1877. La obra es un testimonio excepcional de la concurrencia de la pintura de Fortuny con la de su amigo íntimo Raimundo de Madrazo, que completó una tabla inacabada de su amigo una vez fallecido éste. Fortuny, instalado en Granada desde el inicio del verano de 1870, habitó en la Fonda de los Siete Suelos y alquiló en el Campo de los Mártires, en la colina junto a la Alhambra, una casa para emplear de estudio.
Pintó el rico conjunto con una frescura y una viveza que anuncian su mejor etapa. Una vez hechos los árboles, rellenó con pinceladas horizontales rápidas y compactas los trozos de cielo azul entre ellos. Consiguió captar la atmósfera del jardín y los reflejos de los tonos blancos de la pared encalada en un empeño que desarrolló especialmente en su etapa granadina, llegando a representar también los rayos de sol oblicuos sobre el surtidor. La lejanía del surtidor, al fondo, está perfectamente medida mediante la sucesión de áreas de sombra y de sol, lo que crea una sensación de amplitud y profundidad muy velazqueña. A esa profundidad contribuía, además, la idea que tenía Fortuny de pintar en primer plano, precisamente en ese lado, un perro tendido en actitud de dormir que no llegó a realizar, aunque dejó el espacio previsto con unos pocos trazos.

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