Iglesia o Colegio del Corpus Christi o del Patriarca en Valencia


A la llegada de San Juan de Ribera a Valencia en 1569 como Arzobispo de la Diócesis y como Patriarca de Antioquia, decidió que habría de fundar un Colegio Seminario para la formación de sacerdotes, para lo cual en 1583 escribió de su puño y letra la carta fundacional, siguiendo las disposiciones del espíritu de la Contrarreforma derivada del Concilio de Trento. La fecha exacta de la fundación del Colegio se considera el 14 de marzo de 1583. 

La primera piedra fue colocada por el propio San Juan de Ribera el día 30 de octubre de 1586, asistiendo a este acto el virrey don Francisco de Moncada, junto con el cabildo catedralicio. Las obras fueron llevadas a cabo por Guillén del Rey que ya anteriormente había intervenido en las obras de la Cartuja de Porta-Coeli. Fue construido entre 1586 y 1610, en su fachada destaca la galería de arquillos que corona la parte alta, así como una gran ventana enrejada que ilumina el coro alto de la iglesia. Una torre cuadrada de dos cuerpos rompe la uniformidad en la esquina de esta fachada.

El domingo, 8 de febrero de 1604, se encuentran el Valencia Felipe III y su esposa, doña Margarita de Austria, a los cuales había casado San Juan de Ribera dos años antes en la Catedral valenciana, quiso el arzobispo inaugurar su fundación en presencia de los reyes, estos con su corte, se sumaron a las solemnes fiestas. Bendecida por el propio Patriarca, se inauguraba la magnifica Capilla del Real Colegio de Corpus Christi, cuyas constituciones había redactado don Juan de Ribera. 


En la fachada principal, sitiada en la calle de la Nave encontramos las dos portadas principales. Antiguamente la portada del Colegio daba una placeta nombrada plaza "dels Studis", cambiando su nombre por el actual, de plaza del Colegio del Patriarca, fue realizada en 1603 y es la mayor decorada dentro de su simplicidad. Es una puerta adintelada con dobles medias columnas dóricas que se levantan sobre un alto basamento. Estas semicolumnas sostienen un arquitrabe con metropas y triglifos. Por encima de este, un frontón curvo partido en cuyo centro encontramos el escudo del Patriarca y una fecha MDCIII, sobre este, otro frontón mas pequeño y una inscripción CORPVS CHRISTI. En el centro de este pequeño frontón un diminuto óculo. La segunda portada que accede al Colegio, es una sencilla puerta adintelada sin apenas decoración. 

Coronando la parte superior de la fachada, una larga galería de arquillos, formada por 26 vanos con arcos de medio punto, realizada en 1593 por Miguel Rodrigo y Antonio Morovia. 

La torre campanario está situada en una de las esquinas del edificio. Construida en planta cuadrada en ladrillo y reforzada en las esquinas con sillares. Fue construida hacia 1600, destacando el cuerpo de campanas más alto que el resto del edificio. Un vano formado por un arco de medio punto en cada uno de sus lados, los cuales están flanqueados por pilastras dóricas. Una cornisa sustentada por ménsulas y por encima encontramos la terraza con antepechos de ladrillo y adornos de bolas en cada una de las esquinas. En el plano de Antonio Mancelli de 1608, se observa que esta torre disponía de un chapitel de tejas vidriadas con una cruz de bronce, que fue desmontado todavía en vida de San Juan de Ribera, al que no le gustaba. El campanario dispone de ocho campanas llamadas: El Peret (1678), La Xerra (1603), La Morlaneta (1678), La Despertadora o La Bàrbera (1550), El Vicent (1603), L'Andreu (1889), El Beato (1914) y El Mauro (1606). En la parte inferior de la torre, en la fachada de la calle de la Cruz Nueva, vemos una puerta secundaria que accede al interior de la capilla o iglesia del Colegio. En ella el escudo episcopal del arzobispo San Juan de Ribera, en la parte alta de la puerta. 


El conjunto del colegio es de planta trapezoidal y lo forman dos realidades distintas: la religiosa representada por la capilla o iglesia y la Colegial representada por el claustro: 

La Capilla o Iglesia: Dispone de un esquema novedoso en lo que respecta a la planta y el alzado. Llama la atención que esta iglesia no tiene puerta abierta a la calle, ya que en su origen se trataba de una capilla privativa del Colegio y no tenía culto al público. El acceso desde la calle se realiza a través de la portada principal. Atravesada la puerta de la calle entramos en un gran vestíbulo. Dos puertas: la de la izquierda da acceso a la Capilla, la de la derecha a un segundo vestíbulo al que también se puede acceder desde el exterior por la puerta situada al lado de la principal. Este segundo vestíbulo permite el acceso al claustro y a la Capilla del Monumento como luego veremos. 


En el muro de la izquierda, veremos un imponente caimán disecado colgado de la pared, reptil traído de tierras americanas y que fue regalado al colegio. Se trata de un caimán del Caribe y fue regalo del virrey del Perú al arzobispo San Juan de Ribera. El arzobispo lo crió en los jardines de su residencia de la calle Alboraya y allí vivió hasta que el 7 de junio de 1606 murió. San Juan de Ribera lo colocó entonces en el vestíbulo de la iglesia para recordar a los visitantes el silencio que se debe adoptar en este lugar. Sobre este caimán existe una leyenda que dice: “Convertido en feroz dragón por la leyenda, habitaba en el cauce del río Turia atemorizando a las gentes que por allí se acercaban, y sin que nadie pudiera hacerle frente, hasta que un día un despechado y valeroso joven le hizo frente utilizando la astucia como aliada. Dotado de una armadura revestida de espejos logro inmovilizarlo con el resplandor del sol en los espejos, al verse sorprendido el animal por la luminosidad que tal figura desprendía, matólo entonces el joven con un golpe certero. Desde entonces quedó expuesto en el vestíbulo de la Iglesia del Colegio del Patriarca. Popularmente se le conoce como el dragón del Patriarca”.

A través de una puerta de estilo clasicista, situada a la izquierda, accederemos a la capilla del Colegio que desemboca a los pies de la iglesia justo debajo del coro alto. La portada está formada por una puerta adintelada, y a cada lado dos columnas corintias de fuste estriado sobre alto basamento. Estas sostienen un entablamento donde encontramos un friso con un relieve con el escudo del patriarca y rematado por un frontón triangular. El vestíbulo se encuentra decorado con un alto zócalo de azulejos y en el techo por un plafón con una pintura alusiva a la Eucaristía y en él un texto con la divisa episcopal extraída del Génesis: "Tibi post haec, fili mi, ultra quid faciam" (Después de esto, ¿Que mas puedo hacer por ti, hijo mío?). Se ilumina la sala a través de una pequeña ventana que permite el paso de luz del exterior. 

La capilla o iglesia fue realizada por el maestre Guillén del Rey, entre 1590 y 1597. Tiene planta de cruz latina de una sola nave, con tres tramos y un cuarto tramo ocupado por el coro alto; en el crucero cúpula de ladrillo en forma de media naranja con tambor y linterna que apoya sobre pechinas. Al exterior el tambor dispone de ocho ventanas adinteladas entre columnas adosadas y una pequeña linterna en la parte superior. La cúpula se cubre con teja vidriada blanca y azul. La luz que penetra a través de esta cúpula es insuficiente, con lo que la capilla permanece siempre en semi-penumbra. Dispone de capillas laterales de poca profundidad en los laterales de la nave. 


La decoración está compuesta de grandes pilastras de orden corintio que descansan en altos pedestales. Estas sujetan el entablamento, donde se apoyan las bóvedas con plementería de ladrillo. Las capillas laterales que se abren a la nave principal, están formadas por arcos de medio punto que descansan sobre pilares cuadrados estriados de menor tamaño. Dispone la iglesia de dos capillas laterales no muy profundas, a cada lado de la nave central. En cada una de estas capillas luce un retablo dorado. A los pies de la iglesia se sitúa el coro alto. En la bóveda que sustenta el coro (sotocoro), destaca la clave de la bóveda y las pinturas alusivas a la Eucaristía. No olvidemos el revestimiento cerámico del zócalo, tradicional del arte valenciano y que rodea el interior del templo. Este está formado por azulejos de Talavera y se decora con dibujos de punta de diamante. Los retablos de las capillas laterales fueron trazados por Bartolomé Matarna entre 1600 y 1603 y ejecutados por Francisco Pérez. 

Todas las paredes interiores de la iglesia y de las capillas están decoradas con pinturas murales al fresco con retoques a seco, del genovés Bartolomé Matarana, realizadas entre 1597 y 1605. El trabajo pictórico comenzó por la cúpula, en ella vemos representadas ocho escenas del Antiguo Testamento; en el tambor de la cúpula dieciséis profetas del Antiguo Testamento (Jeremías, Isaías, Ezequiel, Baruch, Daniel, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Miqueas, Nahum, Habacuc, Jonás, Ageo, Zacarías y Malaquías) y en las pechinas los cuatro evangelistas (San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan). En las bóvedas de crucería de la nave, diversas figuras angélicas con filacterias escritas en latín, en el intradós de los arcos fajones y en las enjutas de los arcos formeros atributos relativos a la Eucaristía y en los entrepaños de la tribuna figuras con las Sibilas de la Antigüedad. En las bóvedas del crucero alegorías de las virtudes cardinales y teologales: Fe, Esperanza, Caridad, Prudencia, Justicia, Fortaleza, Templanza y Religión, como medios para conseguir la salvación.

En la bóveda donde está situado el coro, vemos a Dios Padre con una gloria de ángeles, mientras que en el muro de los pies se representa el misterio de la Encarnación. 

En las pinturas al fresco de la parte alta del presbiterio vemos representado un pelícano dando de comer a sus crías (alegoría de la Eucaristía) y la adoración de la eucaristía por todos los santos; a ambos lados del Retablo Mayor, San Pedro a la izquierda y San Pablo a la derecha, como pilares de la iglesia católica romana. En los muros laterales, en el lado izquierdo escena del martirio de San Mauro y en el lado derecho el martirio de San Andrés, ambos declarados titulares de la Capilla. El presbiterio, más alto que el resto del templo, está flanqueado por una barandilla de bronce obra de Miguel Vielsa. En el presbiterio de cabecera recta se encuentra el Retablo Mayor diseñado por Bartolomé Matarana, tallado en madera por Francisco Pérez en 1600. Los trabajos de estofado y dorado son de Matarana. En él un lienzo con la impresionante Última Cena de Francisco Ribalta que preside el centro del retablo, realizado en 1606, le rodean tres columnas de orden compuesto en cada uno de sus lados realizadas en jaspe verde que apoyan sobre un banco y sustentan un entablamento con un frontón partido con dos volutas enroscadas. También encontramos dos figuras recostadas con espigas en las manos sobre las volutas recurvadas de su frontón partido. Todo el retablo se encuentra dorado y guarda cierta similitud en su distribución con la portada de la calle. El zócalo del retablo se decora con dos relieves policromados representando a Aarón y Melquisedec. 

Este lienzo puede ser desplazado de su ubicación, dejando al descubierto una talla de Cristo en la Cruz que hay oculto detrás del lienzo, operación que se realiza todos los viernes del año. Esta obra fue un regalo de Margarita de Cardona y se encontraba en una iglesia de Silesia. Esta fechado en torno al año 1500. Este lienzo es de lo más destacado de toda la iglesia, en el cuadro podemos ver representado el Santo Cáliz tal y como lo podemos observar hoy día en su ubicación en la Catedral de Valencia, que por aquel entonces no se encontraba expuesto a la vista del pueblo, por lo que es seguro que el pintor lo tuvo delante de sus ojos en el momento de pintar el lienzo. En el ático del retablo un pequeño lienzo de la Natividad también de Francisco Ribalta de 1610. 

En las paredes del transepto, en el lado de la epístola, frescos de la vida de San Vicente Ferrer: escena del Compromiso de Caspe, escena de la entrega en 1601 de la reliquia de San Vicente Ferrer a los emisarios del Patriarca y la muerte del santo en Vannes (parte superior de entrada a la capilla de San Mauro). En la escena del compromiso de Caspe podemos ver al pintor representado en uno de los personajes concretamente en una figura situada a la izquierda, vestida con blusón negro con golilla blanca y mirando de frente al espectador. Esta imagen se encuentra algo más iluminada que el resto. En el lado izquierdo del transepto, diversas escenas con representaciones de la tortura de San Vicente Mártir. En una de ellas a San Vicente Mártir le es arrancada la carne con garfios, en otra el tormento de la hoguera y en la tercera la muerte del santo en un lecho de rosas (sobre la puerta de entrada a la sacristía). 

Capilla de la Trinidad o de Todos los Santos Es la capilla lateral del lado de la epístola, podemos ver la urna sepulcral con los restos mortales de San Juan de Ribera. Se trata de una urna realizada a finales del siglo XIX por José Cotanda en madera sobredorada y plateada. Esta sustituye a la anterior obra del escultor Joaquín Vidal y diseñada por Vicente Marzo que fue destruida por los franceses durante la Guerra de la Independencia. La urna esta sostenida por leones dorados. 

En el centro del retablo encontramos un lienzo pintado en 1796 por Juan Bautista Suñer que representa la última comunión de San Juan de Ribera. Sobre el Altar pinturas al fresco obra de Matarana con la "Déesis" o Intercesión de la Virgen María y San Juan Bautista ante la Santísima Trinidad y en los muros laterales la Asamblea de todos los Santos: Santa Catalina de Alejandría, Santa Bárbara, Santa Agueda, San Gregorio, San Francisco, San Agustín, Santo Domingo, Santa Lucia etc. Anteriormente el centro del retablo lo ocupaba el lienzo del Ángel Custodio obra del italiano Vincenzo Conto que ahora se encuentra debajo del coro alto. Al igual que ocurre con el Retablo Mayor la pintura de Suñer puede ser ocultada para dejar a la vista del público la urna con los restos mortales de San Juan de Ribera, ya que se trata de un lienzo de los llamados bocaporte. 

En las paredes laterales de la capilla dos lienzos uno de Joan de Sariñena obra de 1607, con el "Venerable Francisco del Niño Jesús y la Virgen" y la otra con "Santo Tomás de Aquino", realizada en 1800 por Vicente Castelló y Amat. 


Capilla de la Virgen de la Antigua: En la capilla de enfrente encontramos la Capilla de la Virgen de la Antigua, con un retablo realizado en 1601 por Pedro de Gracia y Francisco Pérez. En el centro una tabla renacentista de Nuestra Señora de la Antigua, obra del portugués Vasco Pereyra, realizada hacia 1600. Esta imagen es copia fiel de la que se encuentra en Sevilla. Flanqueando a la Virgen frescos de Bartolomé Matarana representando a San Joaquín y Santa Ana. En los muros laterales escena de la Visitación a Santa Isabel con los retratos del monje carmelita fray Francisco del Niño Jesús y del venerable Pedro Muñoz, ermitaño de Puzol que se encuentra enterrado en el crucero de la iglesia. Enfrente la Huida a Egipto con los retratos del dominico fray Pedro Domingo Anadón con dos colegiales, y en actitud orante al obispo auxiliar Miguel de Espinosa estrecho colaborador de San Juan de Ribera y "alma mater" junto con San Juan de Ribera de la construcción del Colegio. Los frescos fueron realizados por Bartolomé Matarana hacia 1602. 

La Virgen de la Antigua es de gran devoción en la Catedral de Sevilla y que San Juan de Ribera era natural de dicha ciudad. En la escena de la huida a Egipto podemos ver pintado a un personaje de especial importancia en la vida del Colegio; se trata de un retrato de Miguel de Espinosa, obispo auxiliar de San Juan de Ribera entre 1579 y 1601, mano derecha del Patriarca y primer rector del Colegio. En la pintura se le representa vestido de clérigo y con la mitra encima de una mesa (era obispo titular de Marruecos).

Capilla de las Benditas Almas o de la Comunión En la capilla lateral del lado de la epístola, encontramos la Capilla de las Benditas Almas, donde además se encuentra el Santísimo Sacramento. En el centro del retablo, realizado por Francisco Pérez entre 1601 y 1605, un lienzo alusivo a las almas obra de Federico Zúccaro. En él vemos a la Virgen María y a Cristo intercediendo por las almas del purgatorio. Pintado en Roma hacia 1600. En las paredes laterales frescos de Matarana realizados hacia 1603 representando la misa del papa San Gregorio en el monte Celio y en la de enfrente escena con un pasaje de la vida de San Judas Macabeo. En ella vemos los sufragios ofrecidos por Judas Macabeo después de la batalla. 

Capilla de San Vicente Ferrer Frente a esta, la Capilla de San Vicente Ferrer. El retablo es obra de Francisco Pérez entre 1601 y 1605. En el centro del retablo un lienzo pintado por Francisco Ribalta en 1605, con la escena de la aparición de Cristo al Santo en presencia de Santo Domingo de Guzmán y San Francisco de Asís. Dicha escena representa la curación milagrosa del santo ocurrida en la ciudad francesa de Avignon en 1398. La anterior advocación de esta capilla era la de los Santos Juanes, pero seguramente cuando fue traída la reliquia de San Vicente Ferrer a Valencia, cambio la titularidad de la capilla por la de este santo valenciano. 

Las pinturas al fresco de esta capilla realizadas por Matarana hacia 1603, representan diversas escenas relacionadas con la llegada de la reliquia de San Vicente Ferrer a Valencia en octubre de 1601 y destacan porque en ellas podemos reconocer perfectamente varios monumentos y lugares de la época. 

Sobre el techo del coro, pinturas al fresco representando a Dios Padre en compañía de ángeles músicos, también de Bartolomé de Matarana. 

En el transepto podemos encontrar dos puertas gemelas, la puerta del lado del evangelio conduce a través de un pasillo a la sacristía, mientras que la puerta del lado de la epístola a la Capilla de San Mauro. Ambas puertas realizadas en 1599 por el tortosino Joan Gaspar Bruel en orden dórico. 

La capilla de San Mauro es una pequeña habitación cuadrada donde se encuentran los restos de este niño mártir cuyos restos fueron encontrados en Roma en 1599 y traídos a Valencia por voluntad del Arzobispo San Juan de Ribera. En la capilla encontramos un retablo en cuyo centro y protegidos por un cristal se encuentran los restos del santo mártir, a excepción de la cabeza que se encuentra en un relicario en la capilla de las reliquias. Los mismos se encuentran en una arqueta de madera forrada de terciopelo rojo por su parte superior. San Mauro, era hijo del tribuno Claudio que fue asesinado por el emperador Numeriano por ser cristiano. Sus hijos, entre ellos Mauro fueron decapitados en el 283 (siglo III). San Mauro es el tercer patrón de Valencia, después de San Vicente Ferrer y San Vicente Mártir y además es abogado de las lluvias. Mauro es nombre procedente de la provincia romana de Maurus en el norte de África. 

La sacristía Mayor es una habitación de planta rectangular, en cuyas paredes encontramos lienzos de Francisco Ribalta, Vicente López y Camarón. La cajonería de madera de nogal, es obra de Pedro de Gracia. Tiene rango de capilla, se encuentra presidida por una imagen de Cristo Crucificado. 

Adosada al muro que forma el paso entre la sacristía y la sala de reliquias encontramos una Pila Lavamanos. Realizada en mármoles y jaspes de distintos colores en 1599, sus tres grifos de bronce se hallan enmarcados por cuatro pilastras con capiteles de mármol blanco de Carrara. Por encima de estos, un altorrelieve con el emblema eucarístico omnipresente en todas las dependencias del colegio. Remata el conjunto un frontón curvo, adornado con un pequeño obelisco y dos adornos de bolas. 

A través de la sacristía accedemos a la Capilla de las Reliquias, situada detrás del Altar Mayor. En esta sala fueron reunidas en 1607 todas las reliquias diseminadas por la iglesia, capilla construida con este único fin. En esta pequeña sala cuadrada encontramos un pequeño altar y un gran armario donde se guardan las reliquias. De sus paredes cuelgan diversos lienzos de finales del siglo XVI y principios del XVII. Este gran armario fue decorado por el dorador Tomás Gil de Bolanyos y el pintor Tomás Hernández. Preside la estancia un altar con un lienzo que lleva por titulo "Tríptico del Juicio del alma", obra de Luis de Morales de 1567. En él podemos ver que la imagen del difunto es la cara del arzobispo San Juan de Ribera, cuando era joven y siendo obispo de Badajoz. Los muros de la sala están cubiertos por un alto zócalo de azulejería y la bóveda está pintada por Jerónimo Chavarri en 1608. Entre los cuadros que encontramos en la sala destaca "La oración de Cristo en el huerto de los olivos" obra del cremonés Antonio Campi. 

Entre las reliquias encontramos: un cráneo de uno de los Santos Inocentes, tierra del santo sepulcro, una de las espinas de la corona, el velo de la Virgen María, el cinturón de San Pascual Baylón y diversos Lignum crucis e innumerables reliquias de santos y mártires. Podemos encontrar hasta un total de 38 relicarios de distintos tipos, en forma de cajas o arcones, con forma de brazos o de bustos. 

Junto a la sala de las reliquias se encuentra otra sala de planta cuadrada; es la conocida como Sala de Ornamentos, donde se guardan las vestiduras usadas en los distintos actos religiosos. Destaca la capa pluvial del arzobispo San Juan de Ribera, bordada en 1599 y que fue utilizada por el arzobispo para unir en matrimonio al rey Felipe III y a Mariana de Austria en la Catedral de Valencia.

De vuelta a la iglesia, en el suelo del crucero se conserva la lápida sepulcral de San Juan Ribera, en cuya cripta estuvo enterrado hasta 1796 en que fue beatificado y sus restos pasaron a la actual capilla de la Trinidad o de Todos los Santos. 

Regresando al vestíbulo de entrada a la iglesia, otra puerta situada enfrente da paso al segundo vestíbulo, y desde aquí accederemos al claustro. El Claustro construido por Guillén del Rey en 1599, es uno de los más bellos del Renacimiento español. Las columnas dóricas y jónicas son de mármol de Carrara. En el centro del patio se encuentra la estatua sedente de San Juan de Ribera, realizada y firmada por Mariano Benlliure en Roma en 1896. Esta escultura sustituyó a la fuente de mármol realizada en 1603 por los canteros Bartolomé Abril y Juan Bautista Semería. La fuente tenía en su centro una figura de época romana denominada La Palletera que representa a un magistrado romano con un rollo de papiro en una de sus manos. La figura a la que le faltaba la cabeza se le colocó una cabeza de mujer pensando que por sus ropajes se trataba de una dama. Había sido encontrada en las excavaciones del subsuelo que se realizaron al comenzar la obra y fue colocada en el centro del claustro por orden del mismísimo San Juan de Ribera. Actualmente se encuentra en dependencias del Colegio. 

En la base de la escultura de San Juan de Ribera podemos leer en la parte anterior la siguiente inscripción: "Tibi post haec, fili mi, ultra quid faciam", lema de patriarca y bajo ella la dedicatoria "Al Beato Juan de Ribera" junto con el símbolo eucarístico y la cruz patriarcal y en la parte posterior "Murió en este colegio jueves 6 de enero de 1611 a los 78 años de edad. 1er centenario de su beatificación. Año 1896". Sin duda la obra más hermosa de este colegio es el claustro. Es el triunfo de la regularidad y la simetría. Obra maestra de Guillén del Rey, quien recibió el encargo del Patriarca para edificar el claustro monumental, conviniendo los capítulos para su construcción, según consta en los archivos del Real Colegio el 26 de noviembre de 1599. 


De base rectangular, se dispone a base de 26 arcos de medio punto en cada una de las galerías de los pisos inferior y superior; ocho arcos laterales en cada uno de los extremos más largos y cinco arcadas en las galerías cortas. El Patriarca le facilitó al arquitecto las columnas de mármol blanco, siendo aportada por el contratista la piedra de Ribarroja para dovelaje de los arcos, todo ello por el convenido precio. Dicen las crónicas que las columnas las había adquirido el Patriarca a los duques de Pastrana, príncipes de Éboli, las cuales las habían mandado traer a España procedentes de Carrara, en Génova, con el propósito de construirse un gran palacio en Madrid, pero desistidos del proyecto, las dejaron en los puertos de Alicante y Cartagena, siendo adquiridas, en 1596 para Valencia por el Patriarca, citándose como nota curiosa que en la compra se incluían, con el total del precio, "seis columnas de ágata color gris verdoso", que fueron colocadas en el altar mayor de la iglesia del Real Colegio. 

El claustro inferior se organiza con arcos de medio punto que descansan sobre treinta columnas dóricas apeadas en altos plintos, mientras que el claustro superior lo hace sobre otras treinta columnas jónicas. La galería superior está rodeada de una balaustrada, presentando los espacios lisos entre arco y arco (enjutas) pequeños óculos decorativos. 

En el piso superior se encuentran las celdas del Colegio, dependencias oficiales, sala de estudio, archivo, administración, sala rectoral etc. Los accesos a las celdas son sencillas puertas adinteladas exentas de decoración, si bien las paredes de los muros de este claustro alto se decoran con azulejos hasta el techo. La balaustrada del claustro es obra contratada en noviembre de 1600 por los canteros Bartolomé Abril y Juan Bautista Semería. Las bóvedas de cierre de las pandas es obra de 1602 de los albañiles Guillém Roca y Alonso Orts, que las cierran con bóvedas de arista. Se remata el claustro con adornos de bolas y pirámides. Las galerías de ambos pisos del claustro se decoran con un alto zócalo de azulejos de motivos geométricos en tonalidades verdosas. En cada uno de los ángulos del claustro inferior podemos observar unos grandes armarios cerrados realizados en madera y pintados que encierran un lienzo cada uno de ellos. Sobre el frontal del armario podemos leer la divisa del Patriarca "Tibi post haec, fili mi, ultra quid faciam".

Por un lateral del claustro se accede por una escalera al pequeño pero interesante Museo del Colegio, con obras del Greco, Joan de Joanes, Sariñena, Morales o Ribalta. Se compone de arte religioso de los siglos XVI y XVII. También dispone de una buena colección de pintura flamenca. 

Desde el exterior del edificio podemos ver dos torreones en los ángulos del claustro, y que corresponden a las dos cajas de escaleras de que dispone el claustro. La de menor tamaño se remata por una espadaña y aloja en su interior una escalera de albañilería que lleva al piso superior donde se encuentra el museo de pintura.


Al otro lado del claustro una puerta nos conduce a un vestíbulo que se corresponde con la planta baja de la caja de la escalera principal. Desde este vestíbulo podemos acceder al Aula Magna del Colegio y a un pequeño patio interior descubierto que recibe el nombre de patio romano. Realizado entre 1586 y 1589 sirve de distribuidor a diversas estancias del Colegio (cocina, sacristía, refectorio, habitaciones privadas de San Juan de Ribera etc). En una de ellas podemos ver un pozo de piedra. En el patio interior podemos encontrar un panel cerámico fechado en 1796 y realizado por la Real Fábrica de Valencia y dedicado al Santísimo Sacramento del Altar. Este patio de servicio fue construido entre 1586 y 1589 y en él podemos encontrar una de las columnas adquiridas en 1596 por el Patriarca para el claustro y que no se llegó a colocar. Se corona por la cruz patriarcal en hierro. También las piezas de la fuente renacentista que ocupó el claustro hasta 1896 en que fue colocada en su lugar la escultura sedente de San Juan de Ribera realizada por Mariano Benlliure. 

En este vestíbulo encontramos la escultura romana (siglo V A.C,) conocida como la Palletera, en realidad un togado romano y de la que ya hemos hecho referencia y junto a ella una pila lavamanos de mármol, realizada hacia 1604 por Guillén del Rey. 

Desde este vestíbulo arranca la excepcional escalera de vueltas de tres tramos realizada en sillería, y convertida en otra muestra más, del espléndido renacimiento que tuvo lugar en Valencia. Realizada en piedra por excelentes profesionales de la cantería, podemos encontrar su inspiración en la escalera del Palacio d'en Bou, modelo que más tarde se desarrollaría en San Miguel de los Reyes. En el último tramo de la escalera, sobre el dintel de la puerta de la Biblioteca, hay una figura de Hércules cubierto con la cabeza de un león y de origen romano. Se cierra la escalera por una bóveda cuadrangular. Esta escalera fue comenzada en 1599 por el xetabense Francisco Figueroa. En 1602 se prolongó la escalera en una altura más por la mano de Joan Baixet, Bartolomé Abril y Joan Maria Quetze, este último natural de Milán. Los adornos de bolas de las barandas de la escalera son obra de Guillén del Rey realizadas en 1604. La escalera conduce al claustro superior, al Archivo de Protocolos y a la Biblioteca del Patriarca San Juan de Ribera que se encuentra en el segundo piso. Sobre la puerta que sale al claustro superior podemos ver otra imagen romana, probablemente del dios Baco. 

Al Archivo de Protocolos se accede desde uno de los ángulos (sur-este) que forman el claustro superior. Se trata de una gran estancia de forma rectangular y en la cual se guardan cerca de 38.000 escrituras notariales que abarcan desde la fundación del colegio en el siglo XVI hasta mediados del siglo XIX. Los documentos encuadernados por fechas y años se encuentran archivados en estanterías de madera. 

La biblioteca situada encima del refectorio, se terminó en 1615, es una habitación rectangular, y alberga la gran biblioteca propiedad del Patriarca San Juan de Ribera. Al fondo de la estancia en un nicho de la pared, podemos ver un sencillo altar, en cuya parte superior y en dorado podemos ver en un panel los símbolos del Colegio y del Patriarca. Realizado en yeso se decora con dos columnas corintias. 

El despacho colegial situado junto al Archivo de Protocolos se compone de dos habitaciones, una que cumple funciones de recibidor y otra de despacho propiamente dicho. Se decora con muebles de la época del Patriarca, y las paredes se adornan con grandes tapices y cuadros de diversa temática. El techo de la sala se decora por una gran pintura al fresco con símbolos del Colegio, diversas alegorías, y un retrato de San Juan de Ribera. 

Refectorio Situado en uno de los extremos del Colegio, es de planta rectangular y tiene acceso tanto desde el patio interior como por el vestíbulo donde se ubica la escalera principal. En este vestíbulo podemos encontrar la pila lavamanos que antecede a la sala. En el testero de la sala encontramos un fresco realizado por Bartolomé de Matarana en 1599 con la Última Cena. Destaca el hecho, que los apóstoles están sentados en reclinatorios a la típica usanza romana. En la mesa podemos ver el cordero pascual y el Cáliz de la Santa Cena. La sala muy modificada en la actualidad y sin uso concreto, puede ser usada como sala para exposiciones temporales. Destaca el zócalo de azulejos que se levanta hasta un metro del suelo y que es tónica general en prácticamente todas las habitaciones del Colegio. 

Capilla del Monumento Una estancia rectangular a la que se accede por el segundo vestíbulo, dedicada a los actos de la Semana Santa y donde se coloca el Monumento del Jueves Santo de donde toma su nombre. También es conocida como Capilla de la Purísima, ya que es su imagen la que preside esta capilla. Obra atribuida a Gregorio Fernández, realizada en madera policromada en 1640 y que fue donada al Colegio por la sobrina de San Juan de Ribera, doña María Enríquez de Ribera. Las dos pinturas que adornan el retablo son la Oración en el huerto y la Flagelación de Cristo, obras anónimas de autor italiano. En el banco encontramos la imagen de Cristo yacente, obra de 1608 de Gaspar Giner y que procesiona en la Semana Santa. 

Su bóveda se decora con pinturas al fresco del valenciano Tomás Hernández (discípulo de Matarana) en 1606. Se cubre con bóveda de cañón rebajada y dispone de pequeños lunetos. Es una estancia bastante mal iluminada. Los frescos del techo representan: El sacrificio de Isaac, la serpiente de bronce en el desierto y Jonás devuelto a tierra por una ballena, además de figuras alegóricas que representan la muerte, la salvación y la resurrección. Los frescos del presbiterio representan a ángeles portando elementos de la Pasión (la esponja, los clavos, la escalera etc). Los muros laterales de la capilla se decoran con un alto zócalo de azulejos. En sus muros laterales vemos cuatro tapices flamencos de Tournai-Bélgica de hacia 1500-1530. Estos tapices forman parte de una serie de seis que recibió el arzobispo Ribera por herencia de su padre. Agrupados en tres series: la primera de ellas recibe el nombre de Moralidades, formada por tres tapices "La Gracia", "La ira y la pereza" y un tercero denominado "La gula y la lujuria" que no está expuesto en la Capilla. Otra serie la forma la denominada Parábola de la Viña y lo forman dos tapices "La llamada de los operarios" y "El pago del denario", la tercera serie está formada por un solo tapiz y es el segundo que no se encuentra expuesto en la capilla y recibe por nombre "Escenas de la vida de Salomón". Los tapices se atribuyen al taller flamenco de Pieter Van Aelst y fueron restaurados por la Real Fábrica de Tapices en 2016. 


Museo del Patriarca. Creado en 1959 con los fondos pictóricos acumulados por el Colegio a lo largo de los años, se encuentra instalado en parte de lo que fueron las antiguas habitaciones de los colegiales. En el se ha reunido una valiosa colección de obras de geniales artistas -Juan de Juanes, Francisco Ribalta, el Greco, Mabusse, Van der Weyden, Caravaggio, Pablo de San Leocadio, Luis de Morales, Sebastián del Pombo, Alberto Durero, Vicente López, Juan Sareynena, Pedro Orrente, Jerónimo Espinosa, Salvador Maella, José Vergara, José Estruch, Isidoro Garnelo, Ignacio Pinazo, Mariano Benlliure ... - recuerdo y homenaje al gran enamorado y protector de las bellas artes don Juan de Ribera, fundador del Real Colegio de Corpus Christi, el más destacado monumento de arte y devoción de Valencia. 

Aunque el grueso de las piezas expuestas son obras pictóricas, no conviene olvidar otros muchos bienes muebles que forman parte del culto o forman parte del mobiliario colegial y que de normal no se exponen ni forman parte del museo. Así podemos citar el gran altar de plata con la exposición del Santísimo que normalmente sólo se usa en la festividad del Corpus. Es obra del siglo XIX; en su centro se encuentra la Custodia de las conocidas como de asiento, esta se encuentra en el interior del manifestador eucarístico. A ambos lados dos ángeles turiferarios (portadores de incienso) realizados en el siglo XVIII. El conjunto descansa en un altar con frontal de plata. Diversos candeleros, candelabros y vasos votivos completan el conjunto, que se cierra por la parte superior por un dosel realizado en el siglo XX. 

Aun queda por ver un elemento un tanto extraño en la vía pública, ya que a espaldas del Colegio quedó un espacio propiedad del mismo sin utilidad alguna, por lo que en 1914 el arquitecto José Manuel Cortina levantó una artística verja de piedra y metal para delimitar la propiedad del mismo, abriendo una especie de patio exterior. Algunas de las puntas de la verja adoptan forma de dragón muy propio del quehacer arquitectónico de Cortina.

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