José Gutiérrez de la Concha Irigoyen. 62º Presidente el año 1868

Octavo Presidente del Consejo de Ministros durante la crisis final del reinado de Isabel II (1863-1868) desde el 19 de septiembre de 1868 al 30 de septiembre de 1868.



    Nacido en Córdoba de Tucumán (Argentina) el 4 de junio de 1809 y muerto en Madrid el 5 de noviembre de 1895. Era marqués de La Habana y vizconde de Cuba. Hijo de Juan Antonio Gutiérrez de la Concha y Mazón y de Petra de Irigoyen, se trasladaron a España cuando José contaba cinco años. 

    En 1822 ingresa en la Academia de Artillería, licenciándose en 1826 con el grado de subteniente. Su primer destino fue el 5º Regimiento de Artillería. Impartió clases en el Colegio de Artillería entre 1829 y 1830. Permaneció en dicho cuerpo hasta 1837, año en el que pasó al de caballería. Participó activamente en la Primera Guerra Carlista, en la que fue ayudante de los generales del Ejército del Norte Valdés y Fernández de Córdoba. Destacó en las batallas de Arlabán en 1836, Galarreta, Legutiano y Goa; por su acción en esta última obtuvo la Cruz de Segunda Clase de San Fernando y el ascenso a comandante. También combatió en las batallas de Legarda y Belascoain, por las cuales obtuvo el grado de teniente coronel. Al final de la guerra poseía el grado de coronel y se le concedió el mando del Regimiento de Caballería de Borbón que operaba en el Ejército del Centro. Se enfrentó con Espartero y junto al general León participó en 1841 en un fracasado intento de derrocar al regente, tras el cual solicitó su retirada del ejército. 

    Gutiérrez de la Concha permaneció alejado de la vida militar y política durante la regencia de Espartero. Se reincorporó a la carrera militar en 1843, cuando comenzó la Década Moderada, siendo ascendido este mismo año a brigadier. En 1844 reprimió las revueltas de Zaragoza y Cartagena, por lo que obtuvo el cargo de mariscal de campo y una nueva Cruz de San Fernando. Posteriormente fue trasladado a Madrid, donde colaboró en la redacción del reglamento táctico del arma de Caballería. Fue nombrado capitán general de Vascongadas en 1845, año en el que obtuvo el acta de diputado por Logroño, iniciando así su carrera política. Volvió a reprimir una revuelta en 1846, esta vez en Galicia y fue ascendido a teniente general ese mismo año.

    Los diputados del Congreso le eligieron vicepresidente de la Cámara en 1847. El 1 de abril de ese mismo año fue nombrado director general de Caballería, cargo que ocupó hasta septiembre de 1850, cuando fue designado gobernador general de Cuba. A su llegada a la isla tuvo que hacer frente a la insurrección separatista encabezada por Narciso López, a cuyas tropas logró derrotar. Por su victoria contra los rebeldes fue galardonado con la Gran Cruz de San Fernando y los títulos de vizconde de Cuba y marqués de La Habana. Una vez establecida la paz aplicó una política bastante dura hacia los habitantes de la isla, lo que le valió el odio de éstos. Regresó a España en 1852, plasmando sus experiencias al frente de la isla en una obra titulada Memoria acerca del estado político, gobierno y aspiraciones de la isla de Cuba. 

    En septiembre de 1853 volvió a ser nombrado director general de Caballería. Gutiérrez de la Concha y otros generales moderados se mostraron contrarios a la política de Luis José Sartorius, conde San Luis. Mostró su desacuerdo votando en contra del gobierno en el Congreso, por lo que fue destinado a Palma de Mallorca. Esta decisión molestó bastante a Gutiérrez de la Concha por lo que pidió su paso al retiro o una suspensión de empleo, pero su petición fue desestimada. Se vio obligado a exiliarse durante un tiempo en París tras la revolución de julio de 1854. 

    A su regreso fue enviado de nuevo a Cuba como capitán general. En su nueva etapa tuvo que hacer frente a numerosos problemas sociales, económicos y políticos. Durante su mandato tuvo lugar el asesinato del independentista Castañeda y las ejecuciones de Etampes y Pintó. Abandonó la isla en 1859, sin haber encontrado solución a la mayoría de los problemas. Volvió a escribir su experiencia de gobierno, esta vez en un libro titulado Ensayo sobre la situación política de la isla de Cuba. Ocupó la cartera de Guerra en el gabinete presidido por, Manuel Pando y Fernández de Pinedo, marqués de Miraflores, desde el 2 de marzo de 1863 hasta el 17 de enero de 1864, en que fue sustituido por Francisco Lersundi.


    Desde el 23 de junio de 1863 ocupó de forma interina el Ministerio de Ultramar, que pasó a desempeñar de forma definitiva a partir del 29 de noviembre hasta el 17 de enero de 1864. Ocupó en 1867 la capitanía general de Castilla la Nueva. Al estallar la Revolución de 1868, La Gloriosa, Isabel II le puso al frente de sus tropas y el 19 de septiembre de 1868 le nombró presidente del Consejo de Ministros. Gutiérrez de la Concha se reservó las carteras de Guerra y Marina. El general no supo defender los intereses de la monarca, y su gobierno fue el último de Isabel II. Sus tropas, comandadas por el marqués de Novaliches, fueron derrotadas en la batalla de Alcolea el 28 de septiembre. Tras lo cual presentó su dimisión y su gobierno fue sustituido por otro provisional presidido por el general Serrano

    Tras el triunfo de la Revolución se exilió en Francia. Fue elegido senador en 1871, pero no llegó a tomar posesión del cargo. Regresó a España poco después de la Restauración, el 3 de enero de 1874. En abril del mismo año fue nombrado de nuevo capitán general de Cuba en sustitución de Jovellar. Fracasó otra vez en sus intentos de acabar con la eterna crisis que sufría la isla. Tras un año de presencia en la isla volvió a España. Contó sus luchas con las tropas independentistas de Cuba en Memoria de guerra de la isla de Cuba. Fue nombrado Senador Vitalicio en 1877. Sus posiciones políticas variaron mucho durante la Restauración. Comenzó el período afiliado al Partido Liberal-conservador de Cánovas del Castillo, para unirse posteriormente a los fusionistas encabezados por Sagasta. Entre 1881 presidió el Senado y el Consejo Supremo de Guerra y Marina. Presidió nuevamente el Senado en 1886.
Ramón Martín

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