Castillo de Chinchón


El castillo está situado en uno de los puntos más altos de la meseta castellana, entre los ríos Tajo y Tajuña, cerca de la población de Chinchón. Al parecer existieron dos castillos, el primero fue saqueado y demolido por los comuneros, utilizando los restos de éste para edificar el nuevo.


A partir de 1460 el linaje de los Cabrera comenzó a cimentarse dando como resultado la concesión por parte de los Reyes Católicos de un extenso señorío en la zona sur de la actual provincia de Madrid. Tras una provisión dada en Toledo en 1480 por los reyes donde se eximia de la jurisdicción de Segovia un buen número de sexmos que fueron a parar a manos de los Cabrera, estos determinan por fijar como cabeza de jurisdicción a la villa de Chinchón. Es muy probable que, siguiendo la costumbre, los nuevos señores se construyeran un castillo, como residencia y ostentación de su poder.


El conflicto que se desencadenó con los comuneros afectó a Chinchón, ya que no hacía mucho tiempo que se había separado de Segovia y mantenía aún buenas relaciones. El 21 de enero de 1521 después de un largo asedio el castillo cae en manos comuneras. El asedio y posterior pillaje dejan al castillo en lamentables condiciones. El tercer conde de Chinchón, Diego Fernández de Cabrera y Bobadilla, decidió demoler los restos que quedaron. Sobre su solar, ordenó levantar un nuevo castillo, aprovechando los materiales del viejo. La autoría y cronología de las fases de la obra son desconocidas, si bien se sabe que su edificación se prolongó desde 1590 hasta 1598.


A principios del siglo XVIII debía estar abandonado, tal vez coincidiendo con los destrozos hechos por el Marqués de la Mina durante la Guerra de Sucesión.

En el siglo XIX, en 1808, una nueva ocupación militar por parte de la Brigada Polaca Del mariscal Claude Perrin Víctor acarreo nuevos desperfectos. Según documentos, los Condes de Chinchón dejaron de habitar el castillo a partir del siglo XVIII.


Parece ser que el actual castillo es el segundo edificio que ocupa este emplazamiento, puesto que el primitivo fue destruido para con posterioridad ser reconstruido por los mismos propietarios según los cánones del siglo XVI más como un palacio, que como una fortificación.

El castillo consta de dos cuerpos cuadrangulares imbricados, con esquinas rematadas por torres cilíndricas. Entre las cuatro paredes exteriores y el amplio patio central se distribuyen sendas galerías arquitrabadas con habitaciones. La simetría de la estructura se rompe en la esquina occidental, donde se yuxtapone el cuerpo secundario, formando un saliente que rompe la línea de los muros noroeste y sureste. Se conservan restos del foso, un aljibe en medio del patio e indicios de lo que pudo ser la segunda planta, aunque no está demasiado claro.

Todos los muros exteriores del castillo están realizados en mampostería caliza concertada y rellenos por argamasa y piedras, lo que le otorga un aspecto muy homogéneo. Los vanos y las molduras están hechos en sillería del mismo material. Sobre la moldura superior y encima del vano de ingreso se alza un bloque de sillarejo que, al exterior, soporta el blasón de los Condes de Chinchón, flanqueado por sillares almohadillados que prolongan los ejes de las jambas del marco de la puerta.

Si exceptuamos la destrucción de las estructuras del piso superior, el estado de conservación, al menos en el exterior es bueno. En el interior la tabiquería y muros se han visto afectados en función de los usos a los que recientemente se ha destinado el castillo.

En los siglos XIX y XX fue utilizado como casa de labranza y fábrica de los afamados anises de Chinchón. Hace unos años la factoría se trasladó al valle del Tajuña, quedando vacía la fortaleza. En la actualidad es propiedad privada, de los Condes de Chinchón.

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