Barbara de Braganza, esposa de Fernando VI


    Nacida en Lisboa el 4 de diciembre de 1711, era hija de Juan V de Portugal y de doña María Ana de Austria. Contrajo matrimonio con Fernando VI, siendo aún príncipe. El rey de España, Felipe V, que volvió al trono tras la muerte de su hijo Luis I, y el rey de Portugal, decidieron un doble enlace entre sus hijos. El príncipe Fernando contraería matrimonio con Bárbara de Braganza, mientras que la infanta María Victoria, hija del rey español y de doña Isabel de Farnesio, lo haría con el primogénito del rey portugués Juan V. El obligado y protocolario intercambio de retratos tardó en llegar, la razón no era otra que el tratamiento al que estaba siendo sometida la joven princesa y futura reina de España para disimular sus numerosas marcas de viruela en el rostro. Finalmente, con un retrato bastante retocado en manos del príncipe, se realizó el intercambio de princesas, el 19 de enero de 1729. Fernando VI encontró en Bárbara de Braganza una esposa que le dio cariño y con la que estableció de inmediato una comunidad de ideas y sentimientos perfecta, algo que nunca pudo encontrar en su madrastra Isabel de Farnesio.


    Poco a poco, en torno a la princesa de Asturias se fue formando en España un partido de incondicionales, ganados exclusivamente por sus dotes y su personalidad. Fue una época de paz para España, que empezaba a reposar de su agitada lucha pasada. En el terreno intelectual se fundaron numerosas academias y centros docentes.



    En 29 años de unión, no se conoció en el matrimonio ni la más leve diferencia. La falta de hijos fue la única nube que turbó aquella armonía matrimonial. Después de las anteriores reinas españolas, la ambiciosa Isabel de Farnesio y la excéntrica doña Luisa Isabel de Orleáns, Bárbara de Braganza representaba la austeridad y la confianza, la prudencia y el decoro. Cuando la reina falleció, el 27 de agosto de 1758, la Villa y Corte lo sintió profundamente. La muerte de su esposa también tuvo terribles consecuencias en el ánimo de Fernando VI, que abandonó Madrid el mismo día del sepelio y se retiró al castillo de Villaviciosa de Odón, donde murió meses después. Antes de su muerte, la reina había mandado construir el magnífico convento de las Salesas Reales, donde deseaba ser enterrada con su marido, ya que en el panteón real de El Escorial sólo reciben sepultura, junto a sus esposos, las reinas que han sido madres de reyes.

Comentarios

Entradas populares