La pérdida de Jerusalén


A principios de 1187 Gerardo de Ridefort se encontraba al frente del Temple, es considerado como el peor de todos los maestres de la Orden. Ingresó como caballero templario a causa de un despecho amoroso; alcanzó el cargo en 1185, amaba la guerra y estaba dispuesto a enfrentarse a Saladino cuanto antes. Los templarios atacaron a los musulmanes el 1 de mayo de 1187 en la fuente de Cresson, cerca de Nazaret, la carga de los caballeros templarios, fue un suicidio, murieron casi todos, escapando Ridefort y dos de sus escoltas. Saladino, el 26 de junio de 1187, avanzó sobre la ciudad de Tiberiades, cruzando el Jordán el 1 de julio, asentándose en la meseta de Kafgs Sabt, entre Tiberiades y Saffouriyah. La situación era favorable a los musulmanes, pero Ridefort estaba ansioso por combatir y dio la orden de atacar.

Saladino había preparado una celada: para llegar hasta el agua tenían que caminar cuatro horas a través de un terreno asolado y fragoso, el 3 de julio los cristianos avanzaron hacia el lago, pero se encontraron con el ejército de Saladino. El rey Guido ordenó atacar en contra de la opinión de los témplanos, los infantes huyeron hacia las colinas, mientras que los templarios realizaban varias cargas de caballería, cayó la noche y al amanecer del 4 de julio, sedientos se lanzaron en busca del agua. Raimundo de Tiberiades atravesó las filas de Saladino y ya no paró hasta Trípoli. Los templarios, la hueste de Reinaldo de Chatillon y las tropas del rey Guido quedaron en una trampa mortal, poco a poco el cerco se fue cerrando, la batalla de los Cuernos de Hattin había terminado; de los templarios sólo se salvaron el maestre Ridefort y unos veinte templarios. 

Saladino hizo traer a su presencia a Reinaldo de Chatillon y al rey Guido, con Reinaldo no hubo piedad; siendo el propio Saladino quien lo degolló; al rey Guido y a Gerardo de Ridefort se les perdonó la vida pero fueron llevados presos a Damasco. Los templarios que habían sobrevivido fueron decapitados por ulemas, musulmanes religiosos, a la vista del maestre. La Vera Cruz, que portaba el obispo de Acre, cayó en manos de Saladino. 

La victoria de los Cuernos de Hattin abrió a Saladino las puertas de Jerusalén; en realidad, toda Tierra Santa parecía perdida. En las semanas siguientes a Hattin, Saladino ocupó Acre, Nazaret, Nablús, Sidón, Beirut, Gaza, Ascalón; a Jerusalén le tocó en septiembre. El día 20 comenzó el sitio de la Ciudad Santa, defendida por Balian de Ibelin, quien amenazó a Saladino con morir matando y destruir las mezquitas de la explanada del Templo. 

Jerusalén capituló el 30 de septiembre de 1187. Según el acuerdo de rendición, se perdonaría la vida de los pobladores, previo pago de un rescate y abandonarían la ciudad; los pactos se cumplieron y los templarios abandonaron la ciudad dando escolta a una de las tres columnas en las que se dividieron los cristianos para la marcha. El viernes 2 de octubre de 1187, 27 de rayab del año 583 de la Hégira, Saladino entraba en la ciudad santa, sus primeras órdenes fueron derruir los edificios construidos por los templarios en al-Aqsa, y derribar la gran cruz que habían colocado sobre la cúpula de la mezquita de la Roca, que fue arrastrada por las calles y pisoteada. Todo el complejo religioso del Templo fue purificado y lavado cuidadosamente con agua de rosas traída desde Damasco; al-Aqsa fue consagrada de nuevo como mezquita el 9 de octubre.

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