Ramiro I, rey de Asturias de 842 a 850


Cronológicamente este es el décimo rey de Asturias, pero en el caso que me ocupa es el segundo de la estirpe que llegará hasta nuestros días.

Como casi todos los primeros reyes de Asturias, su fecha de nacimiento es algo incierta. Es muy probable que naciera en Oviedo en el año 792. Como vimos en el post referido a Bermudo I, su padre, fue educado por Alfonso II el Casto, quien en premio a la fidelidad de Bermudo una vez abdicado, nombró a Ramiro su heredero. Como veis saltamos de Bermudo I a Ramiro I (padre e hijo) y obviamos a Alfonso II, que también reinó por no ser hereditario, y si electivo, costumbre esta en Asturias hasta el paso de Bermudo I a su hijo Ramiro I. Pero la obtención de la corona por parte de Ramiro no fue algo sencillo, Nepociano noble asturiano que era conde de palacio y se la disputaba, por lo que en el año 842 Ramiro que se encontraba en Vardulia, reclutó un ejército en Lugo y le derrotó en las proximidades del río Narcea, siendo proclamado rey el 12 de junio de ese mismo año.

Ramiro contrajo matrimonio en el 820 con una dama de origen gallego, de la que no tenemos más datos que posiblemente se llamara Urraca, tampoco las crónicas nos dicen cuántos hijos nacieron de este matrimonio, parece cierto que al menos Ordoño I y Aldonza fueron hijos de Ramiro y Urraca.

Una vez instalado en el trono intento evitar nuevas sublevaciones colocando hombres de su confianza en los primeros puestos de la corte, y aplicando la justicia con extrema dureza. A pesar de sus esfuerzos no pudo gozar de tranquilidad por mucho tiempo, pues en el 843 los piratas normandos atacaron Oviedo, donde fueron derrotados, trasladándose entonces a atacar el Farum Brecantium (Betanzos), donde una vez más fueron derrotados, perdiendo hombres y naves, lo cual les hizo reembarcar de nuevo, esta vez rumbo a Sevilla, donde causaron grandes destrozos según cuenta Ibn Hayyan, en su Almuqtabis.




Ramiro también tuvo que hacer frente a problemas en el interior por las rebeliones de algunos magnates de su corte. Uno fue Aldroito, al que ordeno que le sacaran los ojos y otro Piniolo al que mató con la espada junto a sus siete hijos. No cabe duda que Ramiro I era un rey con mucho carácter, buen temple y mano dura.

Ibn al-Athier, cuenta que en septiembre de 845, un ejército musulmán penetró en Galicia, llegando a sitiar León, la cual abandonada por la noche, fue saqueada y destruida, aunque no pudieron doblegar sus murallas. Un año después otra expedición musulmana para evitar que Ramiro I repoblara León, evitando así frenar el intento expansivo de Ramiro. Aún realizarían otra incursión, encabezada por Al-Mundir, llegando hasta Álava, aunque en líneas generales Ramiro I logró salir victorioso de sus enfrentamientos con los cordobeses.

Después de descansar de las guerras civiles, edificó varios edificios de piedra y mármol en la falda del monte Naranco, uno de estos edificios es una iglesia en memoria de Santa María, Santa María del Naranco, y otras como San Miguel de Lillo o Santa Cristina de Lena.

Muere Ramiro I, a consecuencia de las fiebres el 1 de enero de 850 en Oviedo. Sus restos fueron enterrados en el Panteón de Reyes de la Catedral de Oviedo.

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